viernes, 26 de abril de 2013

Viviendo entre cerezos

Cuentan que antiguamente esta ribera del Eume, rodeada por la niebla que descendía desde los castillos de los Andrade, vivía inmersa entre naranjos, manzanos, perales y limoneros que sembraban los campos de Ombre. Los mayores aseguran también que todo el horizonte era del blanco intenso y aromático de la flor del cerezo, y de esto no hace tantos años. Ahora el entorno ha cambiado, la huella del hombre se hace más palpable aunque sigue siendo idílico; los cerezos son más escasos pero el paisaje que dibujan sus flores sobre la suave ladera que se adentra en las aguas del Eume, entre prados poblados de nabales de un amarillo intenso, convierten en paraíso este espacio que, cada primavera, nos regala colores de ensueño y nos promete un junio de sabores rojos, carnosos, dulces y frescos. 













4 comentarios:

  1. Paradisíaco, y tan cercano a la vez el paisaje, y tan hermoso en tus imágenes, la sensibilidad tiene su premio. Me encantan, y me encanta el espacio, tan cercano además a las fragas del Eume, un privilegio, gracias por compartirlas

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    1. Gracias Daniela, es como tu dices uno de nuestros paraisos cercanos de los que disfrutar y que me gusta recordar siempre, alimenta el espíritu, verdad? un abrazo

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  2. Os greliños e as cerdeiras que bonitos son, que sorte temos!!! e as fotos extraordinarias, como sempre

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    1. Graciñas, sorte é pouco decir, pero non llo contes a moita xente que se isto se enche, jejeje, apertas

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