martes, 12 de septiembre de 2017

Cocina, y fotografía, de proximidad


Somos lo que comemos, no seré yo quien rebata esta verdad ‘clínicamente probada’ ;) pero no es menos cierto que, además de lo fisiológico, somos lo que vemos, lo que sentimos, lo que deseamos, las imágenes que nos conmueven, incluso las que no... las notas y sonidos que incorporamos a nuestra banda sonora vital, los deseos, confesados y los otros, las fantasías, las palabras y versos de otros que son el eco de nuestro propio sentir, las bocas que hemos amado, la piel y el beso que nos cobijan.
Como rastreador incansable de belleza me alimento de objetos cotidianos de formas planas y tridimensionales, que comparten inocencia y sensualidad, dotados de curvas orgánicas, fluídas, casi escultóricas, claroscuros, sombras profundas, luces difusas y un deseo de equilibrio atemporal que parece envolverlo todo... 
Una vez más paraísos cercanos, fotografía kilómetro 0, que conserva todavía el calor y el mimo de las manos que han propiciado el milagro. 

 


Gracias a Melu, Fran y Francis, Tano, Julia y Mari