Que un teatro del norte se convierta en templo del flamenco no es algo que suceda a menudo, aunque Ferrol tiene una querencia especial por el cante por su carácter portuario y militar, y ser lugar de paso e intercambio de gentes con culturas e influencias de las latitudes más diversas... pero si os digo que esa noche sobre el escenario sonaron la voz de José Mercé y la guitarra de Antonio, entenderéis que la noche no pudo ser más flamenca, gitana, pura, mágica, llena de una emoción que espero comunicaros a través de las imágenes.
Con todos los genes a su favor, así nació este artista incomensurable... solo así se puede entender su forma de transmitir un cante que llega a todos, desde ese arte profundo, desnudo, impecable, sin adornos, que entra directo a la piel porque está cantado desde el corazón... su empatía, su humildad y esa mirada azul infinita completaron la magia: entrega mutua y devoción por el maestro para los restos. Aire...
Como siempre, trabajo excelente….Garra con emoción y público en estés tiempos de desencanto. Que viva el arte, para disfrute de los afortunados…..un abrazo y felicidades
ResponderEliminarQue viva el arte, claro que sí, un placer fotografiarlo, tengo una gran suerte, la verdad... por cierto, aunque te voy a llamar por teléfono para invitarte, apunta el próximo viernes en el Centro Torrente una inauguración sobre el arquitecto Rodolfo Ucha en la que participo, y por supuesto, me encantaría contar contigo, siempre un placer amigo, un abrazo y hasta pronto
EliminarQuerido amigo, tus fotos transmiten ese duende, esa magia y ese sentimiento que tiene el flamenco. Como siempre, un gran reportaje. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias Antonio, el concierto fue espectacular, arte por los cuatro costados, una gozada como te puedes imaginar, y yo pasándolo genial, un abrazo y si puedes nos vemos el viernes en el Torrente en la inauguración de la expo de Ucha, ya te mandé una invitación. Otro abrazo enorme
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