Que un teatro del norte se convierta en templo del flamenco no es algo que suceda a menudo, aunque Ferrol tiene una querencia especial por el cante por su carácter portuario y militar, y ser lugar de paso e intercambio de gentes con culturas e influencias de las latitudes más diversas... pero si os digo que esa noche sobre el escenario sonaron la voz de José Mercé y la guitarra de Antonio, entenderéis que la noche no pudo ser más flamenca, gitana, pura, mágica, llena de una emoción que espero comunicaros a través de las imágenes.
Con todos los genes a su favor, así nació este artista incomensurable... solo así se puede entender su forma de transmitir un cante que llega a todos, desde ese arte profundo, desnudo, impecable, sin adornos, que entra directo a la piel porque está cantado desde el corazón... su empatía, su humildad y esa mirada azul infinita completaron la magia: entrega mutua y devoción por el maestro para los restos. Aire...