Curtido en mil batallas y otros tantos oficios, Santos sintió hace ya muchos años que su sitio estaba en su tierra, y de ella obtiene todo lo necesario para vivir. Con esfuerzo, humor y muchas dosis de ironía hace frente a las dificultades, y como los grandes hombres, Santos valora las cosas importantes: las sonrisas y los saludos demorados, la familia, la amistad, la lluvia purificadora y el sol de la mañana.
Santos no es Redford, ni falta que le hace, no necesita susurrarle a su caballo, con sólo una mirada Rubio se convierte en una extensión de su dueño, en sus piernas y en sus brazos, y juntos surcan la tierra para obtener sus frutos… juntos, como hace millones de años... juntos reviviendo la imagen mítica del más bello animal ligado al ser más inteligente, y juntos haciendo historia desde el principio de los tiempos.
Mi vecino convertido en el protagonista de tu historia...Qué sorpresa y qué bonito!!
ResponderEliminara primeira, a máis próxima, é rotunda e magnífica; xeografía do terruño. Puro paixase. O mundo nun instante.
ResponderEliminarj.
Complicidad, ternura, sentirse a gusto con lo que haces y como lo haces. Ese es el meollo de la vida y Santos parece haber dado con él, la expresión de su cara lo refleja. Me encantan Ovidio. Y las arrugas de Santos son estupendas, Redford mejor sin ellas.
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